viernes, 9 de septiembre de 2011

Veinticuatro horas en la vida de una mujer. Stefan Zweig

El último libro que he leído.

En un breve relato de apenas cien páginas, encontramos múltiples quiebros emocionales que no te esperas. Uno agradece, como lector, que a estas alturas algo nos sorprenda.
Hay una prolija descripción, a mi gusto en exceso,del moviemiento de las manos de los jugadores del Casino.
El sentido del deber y del honor aparece enfrentado al instinto, libre y apasionado. Quién no se ha visto alguna vez en esta tesitura. Gusta ver cómo la protagonitsta, una anciana y distinguida dama inglesa, no pretende aleccionarnos con su comportamiento. De hecho, tanto se puede haber equivocado por actuar como actuó, como si se hubiera contenido y no lo hubiera hecho.
Leemos: "Una mujer, en ciertas horas de su vida, pese a su voluntad y a la conciencia de su deber, se encuentra indefensa ante el poder de fuerzas misteriosas".
Al acabar el libro, cabe volver al tópico, con perdón, y preguntarse de qué se arrepiente más uno, de lo que hizo o de lo que nunca se atrevió a hacer.
                                                                                                                       Sol Genafo.

jueves, 1 de septiembre de 2011

El libro de las ilusiones. Paul Auster.

El último libro que he leído.

Héctor y David son los dos protagonistas, ambos con nombres significativos y relevantes. Uno, griego y otro, bíblico.
Vienen de mundos muy distintos pero tienen en común el sentimiento de pérdida, de lucha interior, incluso de huida. Resulta interesante cómo se inflinge un autocastigo uno de ellos, demostrando una vez más que podemos llegar a ser nuestro peor enemigo.
Ninguno de los dos podía llegar a imaginar que, por una de esas travesuras del destino, se encontrarían y serían de gran ayuda uno para el otro. Paradójicamente, sus respectivas vidas destruidas, serían la salvación del otro.
Y todo empezó, como las cosas importantes de la vida, por algo muy sencillo. En medio de tanta negrura, uno le hizo reir al otro.
De gran intensidad es el personaje de "Alma", quien tiene el enorme mérito de rescatar del mundo de los muertos a David, para devolverle en apenas ocho días a la vida que había dejado en compás de espera durante tres años.
Después de tanto como pasa, leemos en boca de David: "Mi piel se  había convertido en un palimsesto de sensaciones fugitivas, y cada capa llevaba la marca de lo que yo era" .