domingo, 2 de diciembre de 2012

LOS ENAMORAMIENTOS. Javier Marías.

      Todos somos segundo plato de alguien, que a su vez es segundo plato de otro/a. Esta es la primera idea que me atrapó en la lectura de la novela de J.Marías, Enamoramientos. Me ha gustado la lectura de esta novela de nuestro reciente premio nacional de narrativa. Sin embargo, también podría decir que sus abundantes excursus, a menudo extensos, han estado a punto de disuadirme de continuar. Pero me alegro de haberlo hecho pues al final me quedo con la sensación de que conozco un poco mejor al género humano y por tanto a mí. Claro que eso a veces puede ser preocupante como cuando leemos que lo cierto es que nos pasan ideas de destrucción y odio hacia otros al mismo tiempo que son varias personas las que nos detestan y quisieran suprimirnos. Quizá sólo viene a constatar lo que ya sabíamos pero algo debe de tener la letra impresa que asusta un poco más. Como darle carácter oficial a lo oficioso.
        También he aprendido algo nuevo, eso siempre motiva, y es que en las relaciones sexuales con un hombre, éste primero es prosaico, en una segunda etapa predomina el humor y ya en la tercera, si se llega, viene la ternura. Y yo que creía que era el orden justo inverso...
        Por último quería mencionar algo que me ha parecido poco creíble y algo que me resulta especialmente llamativo. Me parece increíble que María Dolz, la narradora y protagonista, se fuera de la lengua, siendo ella persona culta e inteligente, con Ruibérriz, matón superficial y chulo, arriesgando con ello su vida.
       Lo que me ha llamado poderosamente la atención es la reflexión continua que hace el autor sobre el poder del auto-engaño. Hasta el punto de ser uno el asesino y recibir con sorpresa y natural rechazo, la noticia a través de los medios.
      Y a vosotros, ¿qué os pareció? ¿la habéis leído?

miércoles, 19 de octubre de 2011

LA BALADA DEL CAFÉ TRISTE. Carsson McCullers

La joven escritora norteamericana nos relata la estática vida de un pequeño pueblo americano donde nada se mueve, ni siquiera los sentimientos, sólo de vez en cuando la arena, el viento y una cuerda de presos.
Desolador paisaje, sin duda, pero más aun lo era el del interior de nuestros personajes: una enorme mujer encargada de regentar un Café-almacén, un jorobado deforme y un atractivo pero despiadado joven. A pesar de lo hiperbólico de sus características físicas y mentales, se desarrolla entre ellos una especie de triángulo amoroso en el que no se sabe muy bien si estamos hablando de amor o de necesidad de compañía.
Es un relato breve pero interesante ver precisamente eso,que en pocos trazos, la autora consigue que nos posicionemos visceralmente contra el jorobado, que a priori parecería ser digno de pena, y que la protagonista femenina, enorme en sus formas y ademanes, se nos haga por momentos, pequeña y frágil. Incluso el hombre que sabemos guapo por la descripción que de él nos hacen, a nuestros ojos resulte feo y poco deseable.
                                                                     Genafo Amselem, Sol.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Veinticuatro horas en la vida de una mujer. Stefan Zweig

El último libro que he leído.

En un breve relato de apenas cien páginas, encontramos múltiples quiebros emocionales que no te esperas. Uno agradece, como lector, que a estas alturas algo nos sorprenda.
Hay una prolija descripción, a mi gusto en exceso,del moviemiento de las manos de los jugadores del Casino.
El sentido del deber y del honor aparece enfrentado al instinto, libre y apasionado. Quién no se ha visto alguna vez en esta tesitura. Gusta ver cómo la protagonitsta, una anciana y distinguida dama inglesa, no pretende aleccionarnos con su comportamiento. De hecho, tanto se puede haber equivocado por actuar como actuó, como si se hubiera contenido y no lo hubiera hecho.
Leemos: "Una mujer, en ciertas horas de su vida, pese a su voluntad y a la conciencia de su deber, se encuentra indefensa ante el poder de fuerzas misteriosas".
Al acabar el libro, cabe volver al tópico, con perdón, y preguntarse de qué se arrepiente más uno, de lo que hizo o de lo que nunca se atrevió a hacer.
                                                                                                                       Sol Genafo.

jueves, 1 de septiembre de 2011

El libro de las ilusiones. Paul Auster.

El último libro que he leído.

Héctor y David son los dos protagonistas, ambos con nombres significativos y relevantes. Uno, griego y otro, bíblico.
Vienen de mundos muy distintos pero tienen en común el sentimiento de pérdida, de lucha interior, incluso de huida. Resulta interesante cómo se inflinge un autocastigo uno de ellos, demostrando una vez más que podemos llegar a ser nuestro peor enemigo.
Ninguno de los dos podía llegar a imaginar que, por una de esas travesuras del destino, se encontrarían y serían de gran ayuda uno para el otro. Paradójicamente, sus respectivas vidas destruidas, serían la salvación del otro.
Y todo empezó, como las cosas importantes de la vida, por algo muy sencillo. En medio de tanta negrura, uno le hizo reir al otro.
De gran intensidad es el personaje de "Alma", quien tiene el enorme mérito de rescatar del mundo de los muertos a David, para devolverle en apenas ocho días a la vida que había dejado en compás de espera durante tres años.
Después de tanto como pasa, leemos en boca de David: "Mi piel se  había convertido en un palimsesto de sensaciones fugitivas, y cada capa llevaba la marca de lo que yo era" .

martes, 12 de julio de 2011

EL DÍA ANTES de Guillermo de Rueda

El último libro que he leído.


   Nos encontramos ante una novela que incluye a su vez partes muy diferentes entre sí en cuanto al escenario, los personajes y la temática. De hecho,  nuestro protagonista, Giem Gershom, empieza buscando al posible responsable de un asesinato en la Sierra de Madrid, y acaba buscándose a sí mismo en el Tíbet. A lo largo de este periplo, y a modo de cohesión de un relato a veces dispar, aparecen sentimientos y pasiones humanas llevadas con gran intensidad a su máxima expresión. Amor, obediencia extrema a tus mayores, anhelo de inmortalidad, tentación, religión, ambición, arrepentimiento.

    Hay más de" un día de antes": el día  antes de dejar atrás a Merit. Personaje, por cierto, del que apenas sabemos nada y que no toma nunca la palabra; ni siquiera asiste al entierro de su padre. El día antes de caer en la tentación de poder, en el aeropuerto de Barajas, de manos de un chino. El día antes de dejar partir a Me Li para hablar con su padre.

   Todas las desgracias ocurridas en esta novela, a saber: que un joven renuncie al posible amor de su vida, que alguien dirija su vida al despilfarro y lujo vacío, y finalmente, que una joven y bella mujer tire por la borda un prometedor futuro; todas tienen un "culpable" masculino. Es curioso, teniendo en cuenta que el autor es un hombre.

   En diferentes momentos del libro, hay anuncios, cuñas que vaticinan que va a ocurrir algo que cambie su vida de forma inminente. Eso, sin duda, aporta gran emoción al relato. Como emocionante es la tan bien descrita relación amorosa entre Giem y Me Li. Parece como si cada uno pensase que el otro tiene la llave para librarle de esas cadenas invisibles, pero tan asfixiantes en ocasiones, como son la tradición o el propio pasado. Ambos amantes corrieron diferente suerte.

   Interesante la catarsis que experimenta el protagonista al reconocer los grandes errores que ha cometido en su vida. Pero vemos que, cuando le supera el sentimiento de culpa, recurre, en su descarga, a una especie de determinismo en el que todo sería obra de una mano negra, de una Fortuna, que como bien sabían los romanos, no siempre era positiva.

   El relato también está bellamente salpicado de reminiscencias clásicas como el mundo de Utopía que nos lleva a la Arcadia de Virgilio y la simbólica encina de Welheim que evoca la pintoresca Fuente de Castalia, cuyas aguas otorgaban el don de la eterna juventud.

   Geim es un personaje que crece y consigue redimirse tras su retiro espiritual, lleno de silencio y observación. Buena enseñanza para la sociedad en que vivimos donde se trunca lo esencial para dar paso a lo "urgente".

   El día antes...Al fin y al cabo, quién no ha querido, en alguna circunstancia de su vida, encontrarse en el día de antes quizá creyendo que podía evitar la desgracia anticipándose a ella, o bien para tener tiempo de despedirse de alguien y decirle todo lo que sobreentendemos y por tanto callamos. O sencillamente para poder administrar en pequeñas dosis el sufrimiento venidero, intentando hacerlo así un poco más soportable.